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martes, 26 de marzo de 2024

Estamos en Semana Santa

 

Jesús reunió a sus apóstoles para la última cena

Jesús con la cruz acuestas camino del calvario

 - UN TROZO DE LA PEDRADA DE JOSÉ MARIA GRABIÉL Y GALÁN .

La procesión se movía con honda calma doliente,

 ¡Qué triste el sol se ponía! ¡Cómo lloraba la gente!

 ¡Cómo Jesús se afligía!... ¡Qué voces tan plañideras el Miserere cantaban!

 ¡Qué luces, que no alumbraban, tras las verdes vidrieras de los faroles brillaban! 

Y aquél sayón inhumano, que al dulce Jesús seguía con el látigo en la mano,

 ¡qué feroz cara tenía! ¡qué corazón tan villano! ¡La escena a un tigre ablandara!

 Iba a caer el Cordero, y aquel negro monstruo fiero iba a cruzarle la cara con un látigo de acero..

. Mas un travieso aldeano, una precoz criatura de corazón noble y sano y alma tan grande y tan pura como el cielo castellano, rapazuelo generoso que al mirarla, silencioso, sintió la trágica escena,

Se sublimó de repente, se separó de la gente, cogió un guijarro redondo, 

miróle al sayón la frente con ojos de odio muy hondo, paróse ante la escultura,

 apretó la dentadura, aseguróse en los pies, midió con tino la altura, tendió el brazo de través, 

zumbó el proyectil terrible, sonó un golpe indefinible, y del infame sayón cayó botando la horrible cabezota de cartón.

Los fieles, alborotados por el terrible suceso, cercaron al niño airados, preguntándole admirados: -¿Por qué, por qué has hecho eso?..

. Y él contestaba, agresivo, con voz de aquellas que llegan de un alma justa a lo vivo: -¡Porque sí; porque le pegan sin haber ningún motivo!  


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