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martes, 15 de abril de 2025

Recordando en semana santa

 Un trozo del poema la pedrada de Gabriel y Galán..




La procesión se movía

con honda calma doliente.

¡Qué triste el sol se ponía!

¡Cómo lloraba la gente!

¡Cómo Jesús se afligía!...

¡Qué voces tan plañideras

el Miserere cantaban!

¡Qué luces, que no alumbraban,

tras las verdes vidrïeras

de los faroles brillaban!

Y aquel sayón inhumano

que al dulce Jesús seguía

con el látigo en la mano,

¡qué feroz cara tenía,

qué corazón tan villano!

¡La escena a un tigre ablandara!

Iba a caer el cordero,

y aquel negro monstruo fiero

iba a cruzarle la cara

con el látigo de acero...

Mas un travieso aldeano,

una precoz criatura

de corazón noble y sano

y alma tan grande y tan pura

como el cielo castellano,

rapazuelo generoso

que al mirarla, silencioso,

sintió la trágica escena,

que le dejó el alma llena

de hondo rencor doloroso,

se sublimó de repente,

se separó de la gente,

cogió un guijarro redondo,

miróle al sayón de frente

con ojos de odio muy hondo,

parose ante la escultura,

apretó la dentadura,

aseguróse en los pies,

midió con tino la altura,

tendió el brazo de través,

zumbó el proyectil terrible,

sonó un golpe indefinible,

y del infame sayón

cayó botando la horrible

cabezota de cartón.

 


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