.1907-1917
A orillas del Duero
Mediaba el mes de Julio era un hermoso día
Yo, solo por las piedras del pedregal subía
Buscando los recodos de sombra ,lentamente
A trechos me paraba para empujar mi frente
Y dar algún respiro al pecho jadeante
Oh bien aíncando el paso del cuerpo hacia adelante
Y hacía la mano diestra vencido y apoyado
En un bastón, a guisa de pastoril cayado
En puertas de Navidad |
Trepaba por los cerros que habitan las rapaces
Aves de altura, hollando las hierbas montaraces
De fuerte olor romero tomillo , salvia ,espliego
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego
Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
Cruzaba solitario el puro azul del cielo
Yo divisaba lejos un monte alto y agudo
Y una redonda loma cual recamado escudo
Y cárdenos alcores sobre la parda tierra
Harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra
Las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero
Para formar la corva ballesta de un arquero
Entorno a Soria-Soria es una barbacana
Hacia Aragón que tiene la torre castellana
Veía el horizonte cerrado por colinas
Oscuras coronadas de robles y de encinas
Desnudos peñascales, algún humilde prado
Donde el merino pace y el toro arrodillado
Sobre la hierba rumia las márgenes del río
Lucir sus verdes álamos al claro sol del estío
Y silenciosamente lejanos pasajeros
¡Tan diminutos! Carros jinetes y arrieros-
Cruzar el largo puente y bajo las arcadas
De piedra ensombrecerse las aguas
plateadas l
Del Duero.
El Duero cruza el corazón de roble de Iberia y de Castilla.
¡Oh tierra triste y noble.
La de los altos y
yermos y roquedas
De campos sin arados regatos
ni arboledas
Decrépitas ciudades caminos sin mesones
Y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
Que aun van abandonado el mortecino hogar
Como tus largos ríos. Castilla hacía la mar
Castilla miserable ayer dominadora
Envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora
¿Espera duerme oh ensueña?¿La sangre derramada recuerda,
Cuando tuvo la fiebre de la espada?.
Todo se fluye se mueve discurre corre o gira:
Cambian la mar el monte y el ojo que los mira
¿Pasó sobre sus campos? Aún el fantasma yerra
De un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra
La madre en otros tiempos, fecunda en capitanes
Madrastra es hoy apenas de humildes
Castilla no es aquella tan generosa un día, cuando Myo Cid
Rodrigo.
El de vivar volvía, ufano de su nueva fortuna y su opulencia
A regalar a Alfonso los huertos de Valencia; o que tras la
aventura
Que acreditó sus bríos.
Pedía la conquista de los inmensos ríos, indianos a la corte
La madre de soldados guerreros y aladides que han de tornar
cargados.
A España en regios galeones para la presa cuervos para lid
leones
Filósofos nutridos de sopa de convento contemplan
Impasibles el amplio firmamento Y si les llega en sueños
como un rumor distante
Clamor de ¿mercaderes de muelles de Levante No acudirás
siquiera a preguntar ¿que pasa?
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa
Castilla miserable, ayer dominadora envuelta en sus harapos
desprecia cuanto ignora.
El Sol va declinando De la ciudad lejana, me llega un
armonioso tañido de campanas.
Ya irán a su rosario las enlutadas viejas-De entre las peñas salen dos lindas comadrejas.
Me miran y se alejan huyendo y aparecen de nuevo ¡tan
curiosas!
Los campos se obscurecen hacia el camino blanco esta el
mesón abierto,
El campo ensombrecido y el pedregal desierto.
Antonio Machado.
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